viernes, 1 de noviembre de 2013

Los LaZieS. Una historia de Rock'n'Roll (II)

La ventanilla del medio camino

Cuando reconoces un idioma bien cuidado,
el disfrute pulido de una expresión,
agradecida y alegre de encontrar
a su madre ausente.

Marrone.

Sus pausas, sus ritmos
y sus melodías.
Y dos coches que recorren la carretera perdida.
Desde la ventanilla del medio camino.

Y la torre,
sin iluminar.

jueves, 24 de octubre de 2013

Kill your idols (II). Decrecimiento ya

Querido Sancho:

Amargos pensamientos a la luz de una linterna.
Hombres muertos tras los cristales,
hombres casi muertos frente a ellos.

Y mientras,
la torre iluminada.

Y la foto
sigue siendo bonita.

Con perdón

lunes, 14 de octubre de 2013

Sueños (II). Las Cobras

Años más tarde, vivimos pared con pared en uno de esos bungalows propios de las afueras de la ciudad...

En la parte trasera tienen esos jardincitos, de 10x10 aproximadamente, donde se pueden colocar mesas para las comidas al sol o instalar una pequeña piscina. Ahí estoy yo en ese momento, pero no soy el de antes, ahora soy una cobra, una cobra roja de metro ochenta exactamente y quiero salir de esa casa, no sé lo que hago ahí. Al mirar por encima del murete que separa nuestros jardines observo a otra cobra exactamente igual que yo pero de color azul. No le digo nada porque yo no sé hablar con las cobras. Sin embargo, cuando pretendo salir de la casa todas las puertas están cerradas y una niña de unos once años, rubia y con coletitas, me dice que he de esperar a que vuelva su padre. Su padre nunca llega y por el camino descubro, por lo que me cuenta la niña, que su vecino es un prestigioso biólogo que ha clonado dos cobras de gran tamaño y que se llama José Antonio.
Para rematar la faena aparece un Yuppie en el garaje, está sentado recuperando fuerzas en una silla junto a una de las columnas, dice que vuelve de pegarse un gran “festival”, que se quedará ahí hasta que se recupere y que harán un trato: él vendrá cada vez que necesite comer y dormir y ellos le servirán un plato o darán un sitio donde dormir.

La puerta del garaje se abre con un pitido intermitente.

sábado, 12 de octubre de 2013

Sueños (I). Feliz día de Expatria

A José, al Escritor Uruguayo, a mi Abuela

Con ocasión de la celebración del día de Expatria que, curiosamente, es el del Descubrimiento de América y el santo de mi abuela y de mi tía, me ha dado por pensar acerca de la que sorprendentemente tanta gente podemos llamar nuestra cultura. Algo de lo que realmente no me he venido a dar cuenta hasta acabar en esta ciudad oriental, que me ha enriquecido y me ha hecho agradecer la oportunidad de poder comunicarme tan fácilmente con personas aparentemente tan diferentes.

Aún recuerdo, tras la Jam Session de los domingos del Tommy Haus, el gigantesco edificio de forma fálica plantado en el centro de Santiago por un multimillonario alemán del que me hablaba el chileno, una comunidad muy presente en el extranjero como me contó el sueco moreno; o como mi amigo El Escritor Uruguayo agradecía que pudiésemos deleitarnos con esta lengua que tenemos en común y que cimienta algo tan básico para la supervivencia de nuestro espíritu como es la amistad.
A la amistad va dedicada esta entrada. Por ti, mi amigo Escritor Uruguayo, que tanto la cuidas; a América, a mi abuela que aprendió alemán cuando chica y a mi mejor amigo del colegio. Humanidad, a fin de cuentas, reflejada en un sueño.

Amistad


José Antonio y yo somos los mejores amigos, siempre vamos juntos a todas partes y esto incluye la gran noria del campo, la que rota sobre su propio eje. Esta noria es una especie de mezcla entre una gran noria y el típico saltamontes/HULK/canguro boxeador o el personaje que toque en cada feria.
Por ello le afectó, aunque yo no me di cuenta en ese momento, que aquella mañana subiese con José Luis. Él también subió con nosotros, pero esta vez en vez de hacerlo en uno de sus compartimentos iba agarrado a los ejes cerca del nuestro. Así que podía oírnos cantar nuestra felicidad pero, aunque yo no me diese cuenta en aquel momento borracho de música y júbilo, él no podía compartirla.
Así que esa tarde José Antonio faltó a clase. José Luis, mi gran amigo de aquel día*, y yo nos preguntábamos qué le habría pasado, algo nos llegó de que había tenido un pequeño accidente en casa. Al salir de la escuela y atravesando la plaza nos lo encontramos. Entramos juntos a los baños públicos y tuvimos curiosidad por su ausencia y pequeño accidente. En un principio se mostró reacio a contárnoslo pero al insistir terminó compartiendo su historia.

- Ha sido un pequeño accidente preparando la comida con mi madre, no me podía concentrar y no hacía nada bien.
- ¿Y eso, tío?
- Pues la verdad es que ha sido por vuestra culpa. Vuestra y de esa maldita canción que cantabais durante la noria. No me la podía quitar de la cabeza y me pone enfermo.
- Joder tío, no sabía…

Decidí dejarlo ahí, mirarle a los ojos y comprender lo que mi mejor amigo estaba tratando de decirme.
Al día siguiente era yo quien se subía a los ejes de la noria y, joder, no recomiendo la experiencia a nadie. Aunque recibía los gritos de júbilo de mis resguardados compañeros, cada segundo ahí encaramado era un sufrimiento: mi mundo se reducía a una barra de hierro a la que agarraría hasta el fin de los días. Apenas podía disfrutar de la espectacular visión a través del rabillo del ojo y, si lo he conseguido, ha sido porque algo quedó grabado y he podido luego disfrutarlo.
Al terminar la vuelta todos mis compañeros venían a frotarme la cabeza y darme muestras de cariño por esa acción kamikaze para deleite de nuestra comunidad, entre ellos José Antonio. Y ya caminábamos, de nuevo a la par, hablando de todo y de nada hacia un destino incierto.


*1. Y que ya lo sería para el resto de la vida. Él me dio El Abrazo del que algún día hablaré cuando tenga ropas a la altura con las que vestirlo.

lunes, 30 de septiembre de 2013

København


“Gracias por ser ventana iluminada”

København. Noire Larme

El Blues tras la ciudad bañada por el atardecer.
El Blues “over the Bridge”,
o en el garito del “Ssssssshhhh”.

El Hindú Negro,
que lo mismo se lanzaba por Missisippis,
que se regulaba los volúmenes,
que se los regulaba al idiota barbudo que tocaba después de él.

Una canción fue suficiente para comprobar que eras continente,
no contenido,
idiota barbudo.
O que lo tienes atenazado tras esa esclavitud
que es el “qué dirán”.

A otros les da por el Punk
¿Lo tomas?
¿Lo dejas?
Pues dale ya.

Oi! y viejo Ska
para el Señor del Puente y sus Dr. Martens.
Recojamos unas botellas, no se hable más,
cantemos ya,
¡Me - Tra - Lle - Ta!

La Colombia turca,
las Frikadelle,
las Kartoffla
y el Jazz.

Los daneses cambiarán el mundo
empezando por una tienda de zapatillas deportivas,

o unas clases de baile.

Con el Pogo-Swing de los pequeños saltamontes,
All I need is to look in your eyes.

Cruzando el Báltico,
en algún punto entre Gedser y Rostock,
sólo pienso en ti
y en las palabras más acertadas para describir
la contradicción instaladrada en mí.


jueves, 8 de agosto de 2013

Cadencia de pedaleo

He de pedalear para no caer, si no hay movimiento no hay equilibrio.

Pero necesito saber que el lugar hacia el que pedaleo no será ya conocido porque, si no, perderé las ganas de pedalear.

Y si no pedaleo muero, sé que será el final.
Cuando no haya ninguna motivación mi cuerpo simplemente morirá.


Por eso es un reto constante el buscar esas razones, una suerte de movimiento.
Pero entiéndelo bien. Hay que disfrutar, aunque no sólo en esto consiste, hay que sentirse vivo.

Estos impulsos de pasión desesperada por la vida los he tenido desde hace muchos años.
Y creo que sé por qué es.

La vi.
La vi de cara, la vi de cerca y estaba todavía en edad tierna.
Eso te cambia la vida inevitablemente
y mi vida es como un puzle cuyas piezas van apareciendo y encajando a lo largo de los años.
Tengo la impresión de que sólo seré capaz de contemplar la imagen entera cuando todas esas piezas hayan encajado y yo haya alejado lo suficiente la perspectiva para poder contemplar toda la imagen.

Entonces sabré que ha llegado mi hora.


*Las cosas no tienen por qué ser así, considera al suicidio una liberación, no le tengas miedo, está ahí para servirnos. Si ya no merece la pena vivir, siempre te puedes suicidar, me parece un pensamiento bastante alentador.

viernes, 28 de junio de 2013

Al Este del Edén

Foto: El Diario de un Cinéfilo
http://diariocinefiloclasico.blogspot.de/2012/11/al-este-del-eden-1955.html
Querido Ultraniel:
Quizás tengamos que aceptar el mal,

admitir su gran humanidad.

Saber que nos acompañará.

Que nos pertenece,
tanto como nosotros a él.

¿Parece que hablo de una mujer?


¿Me miras a mí?
Mírale a él.

Al Este del Edén.
Elia Kazan, 1955

lunes, 29 de abril de 2013

Las frases del Randy


Un martes por la tarde, a través de la ventana del tranvía y mientras observaba el reloj de la estación de Prenzlauer Allee antes de ir a grabar unas vieiras para los LaZieS, se me ocurrió una de esas frases que tanto le gusta difundir a mi estimado amigo Randy a través de las redes sociales:

“La realización de mi vida ha de ser la cristalización de mi educación.”

La del libro y la de las familias. En casa y fuera. La de las hostias* gordas, de cuando me juré que no volvería a pasar.

Y volvió a pasar. Y de nuevo apretando los dientes aprendí. Todavía vinieron otras muchas con diferentes decorados pero en esencia iguales.

Hasta que por fin aprendí, a reírme de mí.

Me amo, me odio. Pero, qué hostias*, lo disfruto.

HOSTIA


*Mi razón para no decir hostia se basa en el respeto a las personas a quienes les afecta. Pero digo que está bien el preocuparse del porqué. Es tan sólo una palabra, ¿por qué no podemos utilizarla? Diría que por lo que significa: algo así como cagarse en Dios, una falta de respeto. Pues eso, nos piden que respetemos una palabra para demostrar que podemos respetar. Pero es tan…
Sólo una palabra.

miércoles, 3 de abril de 2013

Basura


Un vistazo al cubo de basura me dice:
Paquete de queso fresco con pepino y ajo, condones, un bote de gel. Y café, mucho café.

lunes, 1 de abril de 2013

Recupera la mirada del niño


Foto: Melódica: Pocos la conocen; menos saben cómo se llama; nadie la toca como Luis.
Luis García Cortizas retratado por Luis Taboada de Zúñiga Juárez (2008)

Sentado en el puerto de mi niñez,
observando las luces del muelle perderse entre la niebla,
río al sentir la música acariciando mis brazos
y comprobando que es amigo ese joven montés que me acompaña.


Como una de esas cosas grandes que no pueden tener sino un origen sencillo, allí estaba Luis apoyado sobre la cocina de leña de su abuela en Cabría Nova, para seleccionar de toda esta maraña de informaciones la historia de aquella madre que con la ilusión de conseguir una videoconsola para su hijo murió de lo que podría llamarse una “sobredosis de agua”.
Qué listo es el Google, escribo “mujer muere” y él me da “por tomar agua”. Obviedades aparte, he aquí la vida una vez más con una desgarradora y tragicómica historia: una madre sacrificada a base de agua por la felicidad que podría aportar a su hijo una máquina.
Ante esta historia parecen quedar claras algunas cosas y, más interesante aún, mostrar cierta dirección en otras ante las que aún se está a tiempo de reaccionar. Por una parte, amiga, aun cayendo en el saco del cómodo consejo a posteriori te diría que en exceso es mortal hasta lo más bueno. Por otra, ¿es ésta la sociedad que queréis? Se va la madre y queda la máquina, pero preguntad a ese niño si la videoconsola le prepara el bocata.

Gracias Luis, hermano, nuevamente por mover la piedra que prende la mecha.

¿Me miras a mí?
Mírale a él.
Se está notando.
Lui Lui

jueves, 28 de marzo de 2013

Jazzys Kater


Rostros perdidos en el tiempo,
se mecen bajo la música de la luz tenue.
Proscritos voluntarios del mundanal ruido.
Esclavos del sonido,
de algo que pueden crear.
Pero no solos.

viernes, 22 de marzo de 2013

El Berlín Blanco (II)


"Te fliparía un terreno como la nieve, con sus diferentes resbalones, colores y texturas. Y un sonido...
¿Sabes lo que dice una virgen blanca cuando la pisas por primera vez?

POP."

                                   Foto: Nievetex por Luis Taboada de Zúñiga Juárez (2013)

Sentado de espaldas a un radiador que arde como el infierno Sven W. se seca las rastas. Matando el tiempo dibuja sobre un cuaderno el cuadro que visualiza: bajo el arco de la cama elevada, Bella juguetea sobre él, le muerde el labio superior y retozan prendidos el uno al otro. Viven ajenos al tiempo y al espacio más allá de sus cuerpos.

En realidad Sven W. no sabe dibujar y, como las rastas aún están húmedas, decide probar con otro pasatiempo: va escribiendo las palabras que más le gustan según le vienen a la mente:

Skateboarding

Insel

Elefant

Gitarre

Blume

Ente

Rechts

Tanne

Mientras tanto, en algún lugar de Tegel...

- No te puedo pagar. Y tengo mucha prisa por coger un vuelo al que llego extremadamente tarde. Dame tu número de teléfono, en cuanto vuelva te llamo y te pago.
Mírame a los ojos, no te miento.
- Vale, cuando vuelvas llámame a este número.

En Berlín, ya experimentado, lo primero que hice fue preguntarle a Siegbert si podía pagarle con tarjeta. Esta vez sí la llevaba aunque sabía la respuesta de antemano. El examen evidentemente lo suspendí. El vuelo, por gracia de Siegbert y su habilidad para dejarme en el lugar exacto, lo cogí. Con ambos taxistas quedé después, días después.

En Madrid me esperó junto al torno de la estación de metro de La Peseta para que no tuviese que salir y volver a pagar y, además, me devolvió el cambio aunque yo no quería. Me confesó, como voz autorizada del gremio, que si no les hiciesen tantas faenas harían muchos más favores como Éste.

                                    Foto: Berlín Sol y Nieve por Luis Taboada de Zúñiga Juárez (2013).
                                                                   El lugar donde Siegbert me recogió.


En Berlín Siegbert volvió hasta esa parada de taxis donde yo me había montado semanas atrás. No me devolvió el cambio (en Alemania es costumbre dejar propinas a taxistas y personal de peluquería además de a los camareros) pero, al agradecerle su confianza, me dijo sin pestañear que no había dudado en ningún momento acerca de que le pagaría. Mientras la melena blanca se alejaba, un joven algo chalao sonreía bajo los copos de nieve.


Aquí la primera parte: El Berlín Blanco (I)

jueves, 14 de febrero de 2013

Happy Sax Valentine's Nite, Schatz

Cruzaba el puente de Warschauer
y escuché un Sax
que ronroneaba a la noche,
recortando siluetas.

Y pensé:
Happy Sax Valentin's Nite...

jueves, 17 de enero de 2013

El Berlín Blanco (I)


Por las calles de Berlín conduce tranquilamente su melena blanca y a sus clientes el bueno de Siegbert.
Te voy a contar la relación entre Siegbert, España y mi compañero de piso, Sven.
Esa relación evidentemente soy yo, pero deja que te amplíe la situación.

                                           Foto: Taxi Berlinois, por _Tophee_

Martes, 18 de diciembre de 2012. 05:30h.
Mierda, ya puedo correr o perderé el avión. Cierro la maleta con un peligrosamente extraño y quebrado tono de cremallera, agarro el asa y salgo corriendo sobre la nieve derretida. Ahí está, justo en frente la única posibilidad de llegar a tiempo: un taxi.

Trato de pasar al asiento del copiloto (tengo el colegueo fluyendo por las venas). Está lleno de cosas, entre ellas un portátil. Paso al asiento trasero. Me hace una broma, no la entiendo y tampoco me importa. A partir de ese momento sólo hay dos imágenes importantes para el cerebro: los números que marcan la hora y el horizonte frente al taxi: tan inalcanzable... ¿Por qué hay tanto semáforo en rojo? ¿Por qué va este tío tan lento?

Bueno, en realidad hay otra cosa que también me preocupa: no tengo dinero. Así que también debo pensar acerca de la mejor forma de salir de la complicada situación en la que me estoy metiendo kilómetro a kilómetro. Por suerte, y a decir verdad, no es la primera vez que lo hago. Ya me ocurrió en España en circunstancias muy similares y, como en aquella, decido esperar hasta llegar a mi destino. Si estoy ahí dentro es precisamente porque estoy desesperadamente  necesitado por llegar.

Berlín - Madrid - Berlín
En Berlín Siegbert me cuenta que ha estudiado Periodismo (dulce distopía, "¿el destino se burla de mí?") pero que está contento con su ocupación actual porque le permite conocer a mucha gente interesante. Se ha adelantado a la pregunta refleja. Yo encuentro la combinación muy jugosa, de alguna forma se me antojan profesiones bastante similares.

En Madrid, atravesando el túnel bajo la Plaza de Castilla, escucho que hago muy bien yéndome, que España está muy mal. Realmente, en ambos casos me importa poco la cosa, qué le vamos a hacer, estoy pendiente de otras.

 El destino, al fin. Una vez arribados, Madrid primera parada, le pido al taxista que me pare frente a un cajero cercano para sacar dinero. Es mentira, no traigo la tarjeta. Me he dado cuenta a mitad de camino al tocarme disimuladamente el pantalón. No me queda más remedio que fingir breve y burdamente que saco dinero, volver hasta el taxi que encierra mi mochila y afrontar mi destino.

- No te puedo pagar. Y tengo mucha prisa por llegar a un examen al que llego extremadamente tarde.
Dame tu número de teléfono, te llamo al salir y te pago. Te doy mi palabra y de eso es de lo que vivimos los periodistas. Además, no vivimos lejos.

Ya tengo la mochila en la mano. Me mira escondiendo por obligación toda la simpatía que me ha mostrado durante el camino. Me pide el DNI.

¿Le miento?


Continúa la historia: El Berlín Blanco (II)

lunes, 7 de enero de 2013

Nacido para ser Max


Una vez siendo pequeños, fuimos Javier, Papá y yo a bañarnos a una de las playas de Calblanque.

Cuando volvíamos para Campo del Amor, me dio por narrar nuestra travesía a través del camino de tierra como si fuese un rally, como uno de aquellos de los que veía en el + deporte antes de volver al colegio por la tarde. Teníamos un coche delante al que poco a poco nos íbamos acercando. Los tiempos en los puntos de crono estaban cada vez más apretados, el nerviosismo del líder se acrecentaba conforme su perseguidor recortaba la ventaja con la que éste había partido. Finalmente el Papá Comandante, a lomos de un blanco Cinquecento Suite y animado por el apasionado comentario de su hijo de siete años asomando la cabeza entre los asientos delanteros, daba un volantazo y terminaba cruzando la línea de meta marcada por el asfalto delante del coche que aquel crío había convertido en su encarnizado rival. Mientras realizaba el arriesgado adelantamiento, el comandante hacía un rápido gesto al rival levantando su mano derecha, asomando la palma y señalando lo justo a su hijo.

"Cómo quieres que luche contra la pasión de un niño", venía a querer decir aquella rápida combinación de mirada y gestos.

Tras respirar y celebrar todos entusiastas nuestra victoria se me ocurrió preguntarle en la resaca de aquel éxtasis:

- Papá, ¿tú qué crees que seré de mayor?
Él me respondió:
- No sé, ¿periodista?

Un diez en filmaffinity



A Kajsa, a Javier, a José.

“Los comediantes preparan una atmósfera favorable, es la mitad de su éxito.” Juan El Escudero.


Hay momentos en los que te apetece ver una película, echas un vistazo a tu colección de “pendientes” y unas aleatorias condiciones de tu realidad del momento te llevan a decantarte por una o por otra.

Mis condiciones eran, en primer lugar, que un hábil comercial de rico cítrico murciano con estudios de Comunicación Audiovisual, y no menos rico e instruido gusto al respecto, me había grabado un DVD con El Séptimo Sello, Eva al Desnudo (no es lo que te piensas, guarrete), Fiebre del Sábado Noche, Magnolia y Metrópolis. Como vivo en Alemania y me quiero convertir en una persona ordenada empiezo por la primera.

No. Venga, seamos serios. En realidad fue por una sueca de mi clase de alemán, que suma al siempre efectivo valor para un español de ser rubia y sueca un extraño, atrayente y frío misterio. ¿Qué dónde lo veo? Pues lo veo en el contraste entre su mirada dura, su risa y sus suspiros; en su severa forma de oponerse o apoyar alguna idea; en que sea vegetariana; en la combinación entre ser la más joven y, sin embargo, la mejor de la clase. Debe tener algo de musa porque sin ella no estaría contando esta historia.

Si esta vez pensé más de la cuenta en ella es porque, en esa extraña atmósfera que se crea entre un grupo con el que compartes una experiencia como es una clase, hay maestros con todas sus letras (también con la A) que saben manejar esas atmósferas con la maestría que sólo pueden dar el amor y la experiencia. Frau Sybille sutilmente solía pedirme que leyera después de Mathilde, o ponerle ejemplos de frases con mi nombre a ella. Todo con el justo distanciamiento para que no saltasen las alarmas. Mathilde es la favorita de Mark, desgraciadamente demasiado joven para él, que me preguntaba ese día cuál era para mí la chica más guapa de la clase. Germinaba así la sutil semilla de nuestra celestina de Dresden.

La respuesta es cuenta mía, como le repite Antonius Blovk a La Muerte frente al tablero de ajedrez. Sin embargo, pasábamos con las bicis por al lado de Kajsa al preguntarme aquello y alegremente le ringrineaba para desearle un “schönes Wochenende”.

Tampoco se habría impuesto esta película en blanco y negro, y de 1957, a esas honorables rivales si no hubiese sido por…
lamentablemente ésta no es la historia que a un hijo orgulloso, como yo me siento, más le guste destacar acerca de su padre… pero aquí juega un rol importante y quién soy yo para decirle que no al arte.
Mi padre siempre despreció a Bergman, así se ha asegurado de hacérnoslo saber siempre a sus allegados. Insertado como ejemplo en alguno de sus discursos acerca de cómo no se dejaba llevar por la corriente cuando él era joven y todo el mundo decía que Bergman “era lo que molaba”, ha sido siempre uno de sus ejemplos estrella para demostrar su pensamiento independiente. Pero cuando dice “todo el mundo” en realidad se refiere a “los rojos” que, al por entonces joven gallego en la Academia General Militar de Zaragoza, no debían de caerle muy bien. Le entiendo, hasta el punto que me da el que ahora un gran amigo, otro gallego y el Jimi Hendrix del piano soplao, también ande en estos momentos viviendo en atmósferas similares. Mi padre es un hombre razonablemente abierto. A veces quizás demasiado, en lo de razonable. E igualmente es un hombre con ideas propias, ha visto El Acorazado Potemkin rodeado de “rojos” en uno de aquellos cineclubs, pero a él sobre todo lo que le gustan son las películas romper cosas y las de Pixar. Y lo sabe.

Todo aquel morbo se encargó de colocar El Séptimo Sello en el reproductor y acomodarme en sus lentos 96 minutos. Ésta no es una película de romper cosas, es una película de pensar y de encontrar joyas que germinen en tu pensamiento como las sutiles semillas celestinas de Frau Sybille. Quizás también para comprender esos ojos azules ocultos tras la coraza de hielo.

TÍTULO ORIGINAL      Det sjunde inseglet (The Seventh Seal)

AÑO    1957

DURACIÓN      96 min.

PAÍS     Suecia

DIRECTOR       Ingmar Bergman

GUIÓN Ingmar Bergman

MÚSICA          Erik Nordgren

FOTOGRAFÍA  Gunnar Fischer (B&W)

REPARTO        Max von Sydow, Gunnar Björnstrand, Nils Poppe, Bibi Andersson, Bengt Ekerot, Gunnel Lindblom, Maud Hansson, Ake Fridell

PRODUCTORA            Svensk Filmindustri

PREMIOS        1957: Cannes: Premio Especial del Jurado (Ex aequo con "Kanal")
1960: Seminci: Espiga de Oro: Mejor película

GÉNERO          Drama | Siglo XIV. Edad Media. Película de culto. Religión

SINOPSIS         Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la muerte y la existencia de Dios. (FILMAFFINITY)