jueves, 27 de marzo de 2014

Guitarras Callejeras; Música de Señoras

Respecto a lo de la música en la calle, quería traerte tres historias berlinesas actuales:

El viernes pasado fuimos al cumpleaños de una francesa y por supuesto nos llevamos los instrumentos aparte de kalimotxo, whisky y flores. Había un FLOW allí que no cabía en las habitaciones, salía por el balcón de aquel último piso y volvía con aires refrescantes. Improvisábamos, las voces bailaban y se entrelazaban como cadenas de ADN. Sí, se me terminaron saltando las lágrimas mientras cantaba con los ojos cerrados, yo es que en esos momentos es en los que me siento realizado.

Cuando volvíamos en el tren el Sr. Fleisch se puso a tocar el djembé. Era tarde, estábamos borrachos, cansados y contentos. Tocaba muy levemente, apenas se le escuchaba. Una señora iba sentada delante nuestro. Parecía asustada pero cuando nos fuimos regaló al Sr. Fleisch, en el mismo tono en el que él había tocado, un bonito "schön".

El domingo Santxo, el artista antes conocido como Ultraniel, fue al Mauerpark (el mercadillo donde venden los vinilos y hacen el karaoke) y allí estuvo tocando con la gente que, como él, viven en los aledaños de la ciudad creativa de Weissensee: jóvenes con inclinaciones artísticas de todos los palos. Era la primera vez que estaban allí todos juntos y el sorprendente, histórico, y majestuoso sol de marzo pintó el telón de fondo que necesitaban para su domingueo. Ellos por su parte lo adornaron con canciones acústicas, cervezas y malabares. Al volver en el tranvía, Santxo se puso a improvisar una canción que le rondaba últimamente por la cabeza. Tras un buen calentamiento la cosa suele fluir bastante bien y el resto entra en la melodía como ondulaciones que mecen tu consciencia, la agitan y la hacen saltar hasta que siente cosquillitas en la barriga, pero no la derriban. Todo debió de funcionar porque, al terminar, una señora les dio 5€ y una sonrisa. Les dijo que le habían recordado a su hijo.