lunes, 7 de enero de 2013

Nacido para ser Max


Una vez siendo pequeños, fuimos Javier, Papá y yo a bañarnos a una de las playas de Calblanque.

Cuando volvíamos para Campo del Amor, me dio por narrar nuestra travesía a través del camino de tierra como si fuese un rally, como uno de aquellos de los que veía en el + deporte antes de volver al colegio por la tarde. Teníamos un coche delante al que poco a poco nos íbamos acercando. Los tiempos en los puntos de crono estaban cada vez más apretados, el nerviosismo del líder se acrecentaba conforme su perseguidor recortaba la ventaja con la que éste había partido. Finalmente el Papá Comandante, a lomos de un blanco Cinquecento Suite y animado por el apasionado comentario de su hijo de siete años asomando la cabeza entre los asientos delanteros, daba un volantazo y terminaba cruzando la línea de meta marcada por el asfalto delante del coche que aquel crío había convertido en su encarnizado rival. Mientras realizaba el arriesgado adelantamiento, el comandante hacía un rápido gesto al rival levantando su mano derecha, asomando la palma y señalando lo justo a su hijo.

"Cómo quieres que luche contra la pasión de un niño", venía a querer decir aquella rápida combinación de mirada y gestos.

Tras respirar y celebrar todos entusiastas nuestra victoria se me ocurrió preguntarle en la resaca de aquel éxtasis:

- Papá, ¿tú qué crees que seré de mayor?
Él me respondió:
- No sé, ¿periodista?

No hay comentarios:

Publicar un comentario