A Kajsa, a Javier, a José.
“Los comediantes preparan una atmósfera favorable, es la
mitad de su éxito.” Juan El Escudero.
Hay momentos en los que te apetece ver una película, echas
un vistazo a tu colección de “pendientes” y unas aleatorias condiciones de tu
realidad del momento te llevan a decantarte por una o por otra.
Mis condiciones eran, en primer lugar, que un hábil
comercial de rico cítrico murciano con estudios de Comunicación Audiovisual, y
no menos rico e instruido gusto al respecto, me había grabado un DVD con El
Séptimo Sello, Eva al Desnudo (no es lo que te piensas, guarrete), Fiebre del
Sábado Noche, Magnolia y Metrópolis. Como vivo en Alemania y me quiero
convertir en una persona ordenada empiezo por la primera.
No. Venga, seamos serios. En realidad fue por una sueca de
mi clase de alemán, que suma al siempre efectivo valor para un español de ser
rubia y sueca un extraño, atrayente y frío misterio. ¿Qué dónde lo veo? Pues lo
veo en el contraste entre su mirada dura, su risa y sus suspiros; en su severa
forma de oponerse o apoyar alguna idea; en que sea vegetariana; en la
combinación entre ser la más joven y, sin embargo, la mejor de la clase. Debe
tener algo de musa porque sin ella no estaría contando esta historia.
Si esta vez pensé más de la cuenta en ella es porque, en esa
extraña atmósfera que se crea entre un grupo con el que compartes una
experiencia como es una clase, hay maestros con todas sus letras (también con
la A) que saben manejar esas atmósferas con la maestría que sólo pueden dar el
amor y la experiencia. Frau Sybille sutilmente solía pedirme que leyera después
de Mathilde, o ponerle ejemplos de frases con mi nombre a ella. Todo con el
justo distanciamiento para que no saltasen las alarmas. Mathilde es la favorita
de Mark, desgraciadamente demasiado joven para él, que me preguntaba ese día
cuál era para mí la chica más guapa de la clase. Germinaba así la sutil semilla
de nuestra celestina de Dresden.
La respuesta es cuenta mía, como le repite Antonius Blovk a La Muerte frente al tablero de ajedrez. Sin embargo, pasábamos con las bicis
por al lado de Kajsa al preguntarme aquello y alegremente le ringrineaba para
desearle un “schönes Wochenende”.
Tampoco se habría impuesto esta película en blanco y negro,
y de 1957, a esas honorables rivales si no hubiese sido por…
lamentablemente ésta no es la historia que a un hijo orgulloso, como yo me siento, más le guste destacar acerca de su padre… pero aquí juega un rol importante y quién soy yo para decirle que no al arte.
lamentablemente ésta no es la historia que a un hijo orgulloso, como yo me siento, más le guste destacar acerca de su padre… pero aquí juega un rol importante y quién soy yo para decirle que no al arte.
Mi padre siempre despreció a Bergman, así se ha asegurado de
hacérnoslo saber siempre a sus allegados. Insertado como ejemplo en alguno de
sus discursos acerca de cómo no se dejaba llevar por la corriente cuando él era
joven y todo el mundo decía que Bergman “era lo que molaba”, ha sido siempre
uno de sus ejemplos estrella para demostrar su pensamiento independiente. Pero
cuando dice “todo el mundo” en realidad se refiere a “los rojos” que, al por
entonces joven gallego en la Academia General Militar de Zaragoza, no debían de
caerle muy bien. Le entiendo, hasta el punto que me da el que ahora un gran
amigo, otro gallego y el Jimi Hendrix del piano soplao, también ande en estos
momentos viviendo en atmósferas similares. Mi padre es un hombre razonablemente
abierto. A veces quizás demasiado, en lo de razonable. E igualmente es un
hombre con ideas propias, ha visto El Acorazado Potemkin rodeado de “rojos” en
uno de aquellos cineclubs, pero a él sobre todo lo que le gustan son las
películas romper cosas y las de Pixar. Y lo sabe.
Todo aquel morbo se encargó de colocar El Séptimo Sello en
el reproductor y acomodarme en sus lentos 96 minutos. Ésta no es una película
de romper cosas, es una película de pensar y de encontrar joyas que germinen en
tu pensamiento como las sutiles semillas celestinas de Frau Sybille. Quizás
también para comprender esos ojos azules ocultos tras la coraza de hielo.
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